30 de junio de 2013

Esperando tiempos interesantes...

"Hay una vieja maldición, dice: Ojalá vivas tiempos interesantes"




De repente, un buen día, despertamos y descubrimos que la vida había dejado de sacudirse (o más bien, de sacudirnos), ya no había "muy arriba" ni "muy abajo", y todo parecía marchar en una indiferente linea recta que se extendía lejos, muy lejos, hacia un horizonte interminable...

Y es que, suele pasar (como ahora), que llegan días en los que simplemente no pasan demasiadas cosas... ¿cómo decirlo?... "emocionantes"... o tal vez es, como dicen algunos, que uno deja de asombrarse por las cosas que suceden a nuestro alrededor; no, la verdad es que esa idea siempre me pareció bastante simple. Uno no puede ir por ahí reaccionando con asombro ante todo... ¿o si?. Si así fuera, y todo nos pareciera asombroso, lo realmente fascinante dejaría de ser tan especial. Ya lo decía Cohen, el bárbaro:

Si vas por ahí constantemente con la boca abierta, se te va a llenar de moscas.

De cualquier manera, aun guardo una buena porción de asombro para todas esas pequeñas cosas: las estrellas, las nubes, y otros pequeños detalles, aun me parecen dignos de ser admirados de vez en cuando. Porqué no.

La rutina también debe ser un factor muy importante en todo esto: despertar, ir al trabajo, regresar a casa, dormir, y al día siguiente, repetir la misma secuencia. Si no fuera por los libros que leo, por la música que escucho (y que a veces toco), y por las conversaciones que tengo casualmente con alguna persona interesante (ya sea frente a frente o de manera virtual), probablemente moriría de aburrimiento.

Si... moriría... en una explosión mágica que liberaría a mi alter ego de su prisión carnal, para dejarlo volar libremente hacia los lugares y las personas que lo llaman constantemente, de día y de noche, que invocan su presencia de manera consciente e inconsciente, que ejercen una fuerza de atracción hacia él, orillándome también a mí a seguir un camino previamente trazado por esas fuerzas invisibles, a... a... ehmmm... ¿en qué estaba?... ah, si...

Tal vez estoy convirtiéndome en lo que ellos llaman "una persona normal". Eso me asusta un poco, no me agrada tanto la idea de llegar a ser "normal". Aunque, claro, la sola presencia del Mago me aleja de lo que ellos definirían como normal. Y es que, desde antes de que "él" llegara, una maldición muy parecida a la que se menciona al principio del post ya había sido pronunciada. "Tiempos interesantes" estaban por venir, y la llegada del mago solo confirmaba dicha maldición. Pero como siempre digo (cuando empiezo a revelar detalles sobre el origen y la naturaleza del mago), esa es otra historia que tal vez llegue a contarles en otra ocasión.

Por el momento, no hay señales de Tiempos Interesantes por ningún lado. Así que nos conformaremos con seguir con nuestra rutina por un rato más, pero preparándonos siempre para cualquier aventura que pueda surgir en el camino. Y si los tiempos cambian, entonces tendremos la oportunidad de quejarnos también por eso, como quien se queja por el frío y por el calor, porque llueve y porque no llueve, porque si y porque no.


Si bien es cierto que después de la tormenta viene la calma, el mago cree que esa afirmación podría funcionar también de manera inversa: no hay calma sin tormenta y no hay tormenta sin calma. Pero, bueno, sea en calma o bajo la tormenta, ya nos las arreglaremos para seguir adelante.

Y sí, este es uno de esos posts en donde no decimos casi nada, pero de todas formas lo decimos, solo por el simple placer de decir algo que no tiene importancia. Ustedes disculpen.

Gracias por su atención, damas y caballeros. Nos leemos en el siguiente post.



Peace&Love

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