27 de mayo de 2013

Anécdota bibliófila de un viernes por la tarde



El viernes por la tarde, al salir del trabajo, me dirigía hacia el centro de la ciudad pensando en lo que haría durante este fin de semana... dos minutos después, ya había planeado todo mi fin de semana. Sí. No salgo mucho, así que no tengo que hacer muchos planes. Bueno, como les iba diciendo... al dar vuelta en una esquina recordé que unos días antes, al pasar por esa misma calle, había visto que en ese lugar habían abierto una nueva librería. Y ya que ese mismo día me habían pagado en el trabajo, quise pasar a ver si algún buen señor libro aceptaba acompañarme a casa.

Al entrar a ese lugar, vi que el proceso de acomodamiento de libros aun no terminaba, pero tampoco me fijé mucho en eso, así que me acerqué a una de las mesas en donde los libros estaban apilados y empecé a buscar alguno que me interesara. Mientras tanto, la señora que atendía el local explicaba a una pareja los pros y los contras de un libro que ellos querían comprar para su hija. Al terminar de atenderlos me preguntó si buscaba algún libro en especial, y como hasta ese momento mi búsqueda no había tenido gran éxito, decidí preguntarle por unos libros que había estado buscando desde hace algún tiempo (ya que la variedad de libros que hay en las librerías de aquí es muy poca). Anoté, en una libreta que ella me dio, los nombres de algunos libros de Terry Pratchett y Haruki Murakami, y mi correo electrónico, para que ella me pudiera avisar cuando llegaran los libros.

Conversamos un rato sobre esos autores, y de repente, surgieron esas preguntas: ¿y qué tal están los libros de Terry Pratchett?, ¿de qué tratan?...

Y pensé: ¿Cómo se resume en un breve comentario algo que nos gusta tanto? D:

Solo pude decir unas cuantas palabras antes de terminar enredado con mis propias palabras, y es que la obra de Terry Pratchett me ha enganchado tanto que no pude evitar emocionarme al intentar describir sus libros (u.u). Afortunadamente, la señora me interrumpió diciendo que sonaba interesante y que en cuanto los consiguiera, leería los libros de este autor.

Después de una agradable conversación y un par de apretones de manos y sonrisas, salí del local. Sin embargo, al llegar a la esquina por la que había pasado antes, me di cuenta de que no había comprado ningún libro; y ya que no acostumbro regresar por el camino que he recorrido antes, seguí adelante.

Llegué a otra librería, pero lamentablemente, tampoco había mucho de donde escoger. Creo que había más revistas que libros (y entre los libros no había muchos que me parecieran interesantes).

Ya estaba decidido a irme a casa, cuando recordé aquella librería en la que mi padre me compraba aquellos libros de Origami que tanto me gustaban cuando iba en la primaria. Y cambié mi rumbo hacia ese lugar inmediatamente.

Al entrar, todo fue como una revelación, así nomás, como siempre las cosas geniales, solo bastó con que me preguntaran si buscaba algo en especial, para que yo respondiera que si, que si tenían por ahí algún libro de Julio Cortázar, a lo que me respondieron afirmativamente. Y así, después de un "espere un momento", me puse a ver los libros que tenían a la vista, y aquí si pude ver varios títulos interesantes. Aquella señora regresó un par de minutos más tarde y, al ver ese libro, no lo pensé dos veces. Pagué, tomé el libro y salí del local con una sonrisa de cronopio ilusionado.

La verdad es que tenía muchas ganas de leer ese libro desde hace tiempo, y por alguna razón, mi instinto de mago me decía que éste era un libro que tenía que leer apropiadamente, con un libro físico, no en un lector electrónico, y no es que tenga algo contra los e-books (de hecho, la mayoría de los libros que he leído han sido libros electrónicos), es solo que este libro merecía leerse así, hojeando cada página, subrayando las frases que signifiquen "algo más" para mí, haciendo anotaciones en los bordes de las páginas, en fin, todo eso.

Regresé a casa con mi nueva adquisición e hice todo lo que hago normalmente al regresar del trabajo. Por primera vez, después de varios días, me dormí temprano.

El sábado por la tarde, al salir de la escuela, me detuve en un parque de esta ciudad, y con un cigarro en la mano (en realidad, creo que fueron dos o tres), comencé a leer ese libro. Los encuentros y desencuentros, París, el amor, la literatura, la Maga... me sumergí tanto en esas páginas que no me di cuenta cómo pasó el tiempo. Cuando regresé a la realidad pude ver que ya se me había hecho tarde para ir al lugar al que tenía que ir, así que decidí volver a casa.

Y... por si aun no adivinan, éste es el libro que el Mago me regaló el viernes pasado :)


Ahora soy un "pedacito" más feliz que antes...



Saludos a todos los que pasan por aquí, espero no haberlos aburrido con esta pequeña anécdota. Nos leemos en el siguiente post, damas y caballeros.



Peace&Love

2 viajeros han dicho:

Damian dijo...

es bueno, lo leí en secundaria, asi que tengo vagos recuerdos de él, tendría que volver a leerlo.

Alexander Strauffon dijo...

Una visita a una librería muchas veces trae sorpresas. Tengo pendiente ir, en cuanto sea posible, a las del centro aquí en mi ciudad. Se encuentran cosas interesantes.

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