Pero internamente todo es un caos, la depresión ya se ha vuelto una constante en mi vida aunque he aprendido a lidiar con ella lo suficiente para ser socialmente funcional, claro, mientras pueda seguir siendo útil para los demás qué importa que yo esté muerto por dentro. Me he alejado de los pocos amigos que solía tener, y para colmo, la única persona en quien yo había puesto mi confianza terminó alejándose justo cuando planeábamos cosas importantes a futuro… sí, todavía duele, quizás otro día hable de eso.
En fin, como dice aquella canción de Miguel Mateos, “Estoy tan bien que no me doy ni maldita cuenta de lo mal que estoy”.
Así que he decidido volver a escribir, como ejercicio catártico, y también para practicar un poco antes de retomar los libros que estoy escribiendo. Y si la catársis no se da y termino cediendo a mis propios demonios y dándome un tiro, bueno, al menos quedarán mis publicaciones en este blog para que alguien más las lea en algún momento.
Por el momento eso es todo, nos leemos en el siguiente post, y no olviden dejar sus comentarios, extraño leer esos mensajes de personas más desequilibradas que yo.