Al caminar por la calle todo me parece similar a los lugares que solía frecuentar, cuando mis soledades internas necesitaban salir a dar un paseo por la ciudad; algunas personas incluso me han llegado a parecer copias de las personas que yo veía frecuentemente, como si todo fuera una escenografía dispuesta para hacerme sentir un poco más cómodo. Debo confesar que ésto último provocó en mí cierto conflicto durante mis primeros días en este lugar. La realidad puede ser algo compleja a veces.
Pero al subir a la azotea del edificio en donde ella vive, puedo ver las luces de la ciudad que se extienden a lo lejos. Entonces imagino que las estrellas han descendido y ahora miran expectantes, al cielo, igual que todos nosotros; miro también hacia arriba y siento que algo está a punto de suceder, porqué otra razón sucedería algo tan surrealista como esto. Miro al pasado y me doy cuenta de que esa persona que fui alguna vez empieza a ser cada vez más distinta de la persona que soy ahora, y probablemente será aun mas distinta de la persona que seré dentro de algunos años. Mis tristezas y alegrías se mezclan tanto que a veces es difícil distinguir unas de otras. Aún así, una voz, venida de ningún lugar y de todos los lugares a la vez, dice: adelante, todo está bien. Miro hacia todos los lugares y respondo a Nadie/Todo con un gesto afirmativo (referencia al Ser que bien podría identificarse con la figura de Dios en el relato Fuera del Tiempo).
Y continúo.
Cuando pensé en un punto desde dónde empezar a escribir éste último post, la primera imagen que me vino a la mente fue la de aquella novela gráfica (The Sandman), en donde Morfeo acude al Infierno para enfrentarse a Lucifer, solo para enterarse de que éste ha tomado una decisión drástica: dejar de ser el señor de ese lugar, expulsar a los habitantes del mismo, y cerrar todas las puertas del infierno, para dejar de ser una herramienta más del Creador. En comparación, creo que éste sitio ha llegado a ser una especie de Purgatorio para mí. Ahora, ha llegado el momento de cerrar la última puerta.
Pero de la misma manera en que la Estrella del Alba salió de las páginas de The Sandman para renacer como Señor de su propio universo dentro de su propia serie (aquí ya no hablamos del argumento interno de sus historias si no de asuntos editoriales, menos fantásticos, y más realistas y cotidianos), yo también he pensado en seguir escribiendo, actualmente lo he hecho en cuadernos de notas, en donde he estado registrando los hecho que me han llevado desde mi origen hasta donde estoy ahora. Curiosamente, al escribir, he llegado a sentir que algunas de esas vivencias suceden en el mismo momento en que las escribo (y no puedo evitar pensar en aquella película en donde Ashton Kutcher viaja al pasado a través de sus diarios).
Otras cosas han estado rondando en mi cabeza, y en algún momento he pensado incluso en escribir algún e-book y distribuirlo de manera gratuita, tal como lo ha hecho Paula Ithurbide (una autora que conocí hace algunos años a través de sus libros y su blog): http://www.paulaithurbide.com/. Pero aun debo pensarlo bien antes de decidir qué sigue.
Tampoco quiero caer en el cliché del último post del blog en el que me despido lacrimosamente (aunque tal vez ese cliché ya vaya implícito desde la primera línea de este texto. Mea Culpa), pues nunca consideré que el escribir en éste blog fuera parte de una moda. Nunca me gustó que, al hablar con otros bloggers, éstos mencionaran que formaban parte de la primera o segunda generación de bloggers, o que a mí me tocó ingresar a este "selecto grupo" después de que los primeros ya empezaban a retirarse, como si en algún momento todos se hubieran puesto de acuerdo para iniciar un movimiento o algo así. Considero más bien que cada quien escribe cuándo y cómo se le da la gana. Esto no fue una moda, fue una necesidad. La necesidad persiste, pero ya habrá otros medios para satisfacerla.
Por el momento eso es todo, esta puerta se cierra y yo me retiro hacia adentro para concluir lo que aquí ha iniciado...