¿Qué les parece si inauguramos una nueva sección en el blog?
Damas y caballeros, bienvenidos al primer Jueves de Cómics.
Morfeo, el Señor de los Sueños.
Cuando empecé a leer el primer número de la serie de historietas de The Sandman, escritas por Neil Gaiman, no tenía muchas expectativas sobre la historia. Pero la curiosidad (bendita curiosidad) me llevó a conocer uno de los mejores cómics de todos los tiempos.
Antes de incursionar en el mundo del cómic, Neil Gaiman se dedicaba a escribir pequeños artículos, críticas y entrevistas relacionadas con la literatura, pero todo cambió el día que el buen Neil conoció a Alan Moore (creador de obras como Watchmen, V de Vendetta, etc.); el Mago del Caos (Alan Moore) le dio un par de consejos a Neil, y éste decidió apostar por los cómics, siendo The Sandman una de sus mejores obras, en donde se cuentan historias sobre Morfeo (Sueño) y sus hermanos, los Eternos (Muerte, Deseo, Destino, Destrucción, Desespero y Delirio). Un día de estos hablaremos de todos y cada uno de ellos, pero no hoy. Hoy nos enfocaremos únicamente en una pequeña parte de esta obra.
País de Sueños es el tercer tomo recopilatorio de The Sandman, el cual incluye cuatro historias cortas autoconclusivas. Cuatro historias en donde la realidad se mezcla con la fantasia, creando mundos oníricos y surrealistas, de esos que solo tipos como Gaiman son capaces de crear.
Pero, para no alargarnos aún más, echemos un vistazo a ese País de Sueños...
Calíope
Según la mitología griega, las musas eran quienes inspiraban a los hombres en la poesía, la música y las artes. Calíope era la musa de la poesía épica y la elocuencia.
En este relato se nos muestra a Richard Madoc, un escritor que no encuentra la inspiración necesaria para terminar su novela. Él decide visitar a otro escritor, Erasmus Fry, un octogenario que se ha vuelto famoso escribiendo, y que le ha prometido a Richard ayudarlo con el bloqueo que le impide seguir escribiendo, a cambio de un tricobezoar que él le entrega.
La solución a los problemas de Richard es sencilla: obligar a la musa a que trabaje para él. Así que Erasmus lo guía hasta su sótano, en donde Calíope se encuentra desnuda, encerrada contra su voluntad. Muchos años antes, un joven Erasmus la encontró en Grecia y decidió secuestrarla para obligarla a ser su fuente de inspiración. Él intercambio se realiza de manera satisfactoria para ambas partes (obviamente, la única víctima en todo esto es Calíope). Esa misma noche, Richard lleva a la musa a su casa y la viola, sintiéndose un poco extraño al saber que ella no es humana, que realmente es un ser que tiene ya varios miles de años. Al día siguiente, la inspiración llega automáticamente y Richard se pasa tres horas escribiendo su siguiente novela.
Mientras tanto, en su encierro, Calíope invoca a Mélete, Mneme y Aede (Señoras de la meditación, la memoria y la canción, respectivamente), pero ellas le informan que no hay nada que puedan hacer para ayudarla a escapar, ya que el mortal que la atrapó lo hizo según la ley, y que había muy pocos seres que se involucraban en asuntos humanos. Su única esperanza era Morfeo, pero él también se encontraba encerrado por el poder de un hechicero (suceso que se relata en el primer número de The Sandman). Hubo un tiempo en que Calíope y Morfeo estuvieron enamorados, e incluso tuvieron un hijo (que fue capaz de bajar al Hades por su amante), pero ahora había odio y resentimiento entre ambos, así que esa tampoco era una opción.
Con el tiempo Richard se convierte en un escritor famoso y muy premiado por su obra, gracias a que Calíope seguía siendo su prisionera. Pero un día, Morfeo se aparece frente a ella, y ella le suplica para que él la ayude, por el amor que alguna vez se tuvieron. Richard se entera de que Erasmus murió, envenenado; esa noche, al llegar a su casa, encuentra a Morfeo dentro de ella y le pide que se vaya, pero él le dice que suelte a la mujer que tiene prisionera. Richard Madoc le dice que no puede, porque aun la necesita para seguir teniendo ideas para sus novelas, que tal vez en unos años si le pueda dar su libertad. Entonces Morfeo (que ya ha estado encerrado durante un par de décadas) le reclama por mantener a Calíope encerrada tanto tiempo, y se marcha, dejándole unas últimas palabras: ¿Quieres ideas?, ¿quieres sueños?, ¿quieres historias?, pues ideas tendrás. IDEAS EN ABUNDANCIA.
Al despertar, Richard cree que todo fue un sueño, y le pregunta a la musa si ella fue la causante de ese extraño sueño, a lo que ella responde que no, que a quien conoció fue a Oniro, quien alguna vez fue su amante y el padre de su hijo. El escritor sale de la casa, rumbo a una fiesta, pero estando en la calle, miles de ideas comienzan a inundar su mente, una tras otra se acumulan abrumando su débil mente mortal. Al no poder contener tantas historias, tantos sueños, Richard empieza a escribir en las paredes con la sangre que sale de sus dedos desgarrados. Un médico, amigo suyo (quien le había entregado el tricobezoar mencionado al principio) lo encuentra en ese estado y se lo lleva, pero nadie puede ayudar a Richard, las ideas siguen inundando su mente. Así que le pide a su amigo que vaya a su casa y le diga a la chica que tiene encerrada ahí, que ya es libre. El doctor toca la puerta del cuarto que le indicaron y avisa antes de entrar que Ric le ha concedido su libertad, pero al entrar al cuarto lo encuentra vacío. Ahora Richard está mejor, las ideas ya no inundan su mente, ya no lo atormentan, aunque... ahora Richard ya no puede recordar lo que Calíope dijo sobre Oniro, su mente se ha quedado vacía, sin ideas.
Un sueño de un millar de gatos
La historia empieza con un pequeño y tierno gatito que, por la noche, es llamado por un gato callejero y sale de su casa. En el camino se encuentran con otros gatos que van al mismo lugar al que ellos se dirigen, todos van a escuchar lo que Ella ha venido a decirles.
Cuando todos los gatos están reunidos en el sitio indicado, ella empieza a contarles su historia. Hace tiempo ella vivía con unos humanos, siendo su mascota, y al igual que algunos gatos reunidos ahí, ella disfrutaba de esa comodidad. Un día, ella conoció a un gato callejero y ambos consumaron el acto del amor; él se marchó, y tiempo después, ella tuvo a unos gatitos, a los que ella amaba, e ilusionada, imaginaba todo lo que les enseñaría a ellos, imaginando su vida futura. Pero sus amos no estaban muy a gusto con esta situación, ella era una gata de raza pura, y los gatitos simplemente no valían nada. Uno de los humanos tomó a todos ellos y los metió en una bolsa, atándola a una roca y ahogándolos en un río. Desde lejos, ella pudo sentir cómo ellos la llamaban mientras morían, y se dio cuenta de que la comodidad que disfrutaba era solo una ilusión.
La gata rezó y viajó al reino de los sueños, en donde el esqueleto de un cuervo que sobrevolaba el lugar le indicó el sitio en donde encontraría al Gato de los sueños. Abandonó el desierto lleno de huesos y entró al bosque de los muertos, en donde pudo escuchar la voz de sus pequeños. Continuó caminando, por sitios en donde la humedad intentaba lavarle los recuerdos, en donde la oscuridad la despojaba de todo su ser, pero sin desistir en su búsqueda logró llegar a la cueva que aquel buitre le indicó.
En la entrada de la cueva, tres guardianes (un grifo, un dragón y un pegaso) la cuestionaron sobre sus propósitos, pero ella se mantuvo firme, y les dijo que solo hablaría con el rey de los sueños. Los guardianes le cedieron el paso, advirtiéndole que los sueños tienen un precio.
Estando dentro se encontró con un gato que más bien parecía ser una sombra. Ella miró en sus ojos una verdad que nunca antes había siquiera imaginado.
Hace mucho tiempo, la tierra era gobernada por los gatos; los humanos, que en ese entonces eran mucho más pequeños que los felinos, cuidaban, acariciaban y alimentaban de ellos. Y por las noches de luna llena, los gatos salían a cazar a los humanos, a veces para comérselos, y en ocasiones, simplemente por lo divertido que era cazarlos. Hasta que, un día, un hombre tuvo un momento de inspiración, y predicó a los de su especie un mensaje de esperanza. Según él, los sueños eran los que daban forma al mundo, por eso, todos los hombres debían soñar con un mundo diferente, un mundo en donde los gatos fueran inferiores a los hombres, un mundo gobernado por reyes, reinas y dioses humanos. Por un tiempo no sucedió nada, pero la promesa de un mundo nuevo se fue extendiendo entre los hombres, y una noche, un millar de ellos tuvo el mismo sueño. Al día siguiente todo cambió, los humanos gobernaban el mundo, y los gatos eran presa de los perros y de las maquinas de metal, presas del mundo que el hombre soñó.
Ahora ella conocía otra realidad, y sabía porqué el mundo había sido injusto con sus pequeños gatitos. Despertó de su sueño y abandonó su hogar, para predicar lo que había aprendido. Ella les hablaría a los gatos de todo el mundo sobre ese paraíso, en donde los gatos reinan sobre los hombres. Pero no todos los gatos creen que sea posible lograr algo así, y hacen falta al menos un millar de gatos para hacer ese sueño una realidad.
Sueño de una noche de verano
23 de Junio de 1953: una caravana de actores, guiados por un hombre llamado William Shakespeare, caminan cerca de la colina en donde está dibujado el Gigante de Wilmington. A lo lejos, el hijo de William observa a un hombre, así que él se aparta del grupo, pidiéndole a su hijo que se quede con ellos también.
Hace tiempo, William Shakespeare se encontró en una taberna con aquel extraño y ambos hicieron un trato (encuentro que fue narrado en el arco argumental La Casa de las Muñecas de la serie The Sandman). Ahora, tal como lo había prometido, William venía a presentar una de sus mejores obras a Morfeo, el señor de los sueños. Morfeo le pide a William que se prepare, ya que el público está a punto de llegar.
Mientras Shakespeare vuelve con sus actores, Morfeo se dirige a Wendel, el hombre dibujado en la colina, y le pide que abra la puerta. La silueta del gigante empieza a moverse y se abre un portal en la colina, de donde salen varias criaturas extrañas, habitantes del reino de Faerie.
La obra inicia y todos (ogros, hadas, nixies, boggarts, etc...) se muestran atentos a la historia. Al frente de todos ellos, Morfeo, sentado al lado de los reyes de Faerie, observa satisfecho la primera de las dos obras que Shakespeare prometió escribir para él; mientras tanto, Óberon y Titania se reconocen, representados dentro de la obra, y Titania recuerda haber escuchado la misma historia, contada en la antigua Grecia por un chico que tocaba la lira.
Durante el intermedio, Óberon y Titania se reunen con la compañía de actores, y Puck (un duende, sirviente de Óberon) decide suplantar al actor que lo representa en aquella obra. Uno de los hombres se dirige a Óberon y le pide un pago por el trabajo que están haciendo, a lo que el Rey de las hadas responde, entregando una bolsa llena de oro.
La obra continua y todos miran con atención. Es entonces cuando Morfeo rebela sus intenciones. Cuando los habitantes de Faerie vivían aun entre los mortales, ellos le brindaban al Señor de los sueños mucha diversión, ahora, él les agradecía a ellos con esta obra, una historia que hiciera que los mortales recordaran a Óberon y a Titania hasta el final de esta era. ÓberOn le agradece pero le recuerda que las cosas no sucedieron como cuenta la obra, a lo que Morfeo responde que no hace falta que algo ocurra para que sea cierto, pues los cuentos y los sueños son medias verdades que permanecerán cuando los hechos sean polvo y cenizas olvidadas. Titania le dice que, siendo así, se sienten honrados.
La obra finaliza y el gigante abre nuevamente la puerta, Óberon llama a Puck, pidiéndole que no se quede atrás, pero el travieso duende, que había olvidado lo divertido que era habitar entre los mortales decide quedarse.
Al día siguiente, la compañía de actores despierta, creyendo que todo fue un sueño. Richard Burbage, el actor que recibió el oro de Óberon aun tiene la bolsa en sus manos, pero al abrirla ve cómo todo el oro que había en su interior se ha convertido en hojas secas. Un pago justo, según Shakespeare, después de todo, han tenido el privilegio de presentarse ante un público excepcional.
Fachada
Las historietas de The Sandman son publicadas por Vértigo, un sello editorial de DC Cómics. Es por esa razón, que Morfeo suele aparecer junto a otros personajes del universo DC, como en el primer cómic de The Sandman, cuando su búsqueda lo lleva a conocer a La Liga de la Justicia y a John Constantine. En la cuarta y última historia que se incluye en País de Sueños, aparece también otro personaje de DC: Urania "Rainie" Blackwell, una chica que, en una piramide egipcia, y gracias al poder de Ra, se convirtió en la Chica Elemento. Y a diferencia de los tres relatos anteriores, en esta historia no aparece Morfeo, pero si se presenta su hermana, Muerte.
Esta historia empieza en un cuarto con muy poca luz; en él, una chica se encuentra fumando y desea morir. Ella es Rainie Blackwell. En medio de su depresión, ella llama a la compañía para la que trabajaba, buscando a un tal Mulligan, el único hombre del mundo exterior con quien aun mantiene contacto. Él le informa que su cheque no sale hasta la siguiente semana, y cuando ella se lo pide, él le dice que no puede salir con ella, por normas de la compañía. Ella se siente triste al finalizar la llamada, y se deprime aun más, sabiendo que no podrá volver a llamarle hasta la siguiente semana. Su cuerpo y su rostro tienen una apariencia extraña, por esa razón ella vive encerrada en su cuarto, y él es la única persona con quien ella habla, aunque ni siquiera sabe cómo es.
De repente, suena el teléfono. Una vieja amiga de Blackwell la busca para invitarla a salir, y eso le alegra el día. Rainie volverá a salir, así que tiene que hacer uso de sus poderes para moldear un rostro normal que cubra su fea apariencia. Para alguien que puede convertirse en cualquier cosa parecería muy sencillo fabricar una piel sobre el rostro, sin embargo, en una ocasión Rainie lo hizo de ese modo, y la máscara de carne se pudrió en su rostro, dejando una peste horrible que tardó semanas en quitarse. Desde entonces usa rostros de silicato. Para el cabello usa metales. Y el resto del cuerpo, simplemente queda cubierto por la ropa.
Ya en el restaurante, todo parece ir bien, hasta que el rostro falso de Rainie empieza a desprenderse y ella tiene que huir para que el mundo no vea lo horrible que es. Llega a su departamento y llama a la compañía, buscando a Mulligan, pero alguien le informa que él fue trasladado a otro departamento. Ella se siente sola y vuelve a desear la muerte, lamentablemente, ya ha intentado suicidarse y nunca ha tenido éxito. Desesperada, empieza a llorar, mientras una chica vestida de negro, que pasaba por el pasillo, ve la puerta abierta y entra para hacerle compañía a Urania. La chica de negro escucha sobre los intentos de suicidio de Rainie, y de cómo su cuerpo ha sobrevivido a todo, incluso ha pensado en convertirse en oxígeno o agua para desaparecer en el aire o en el mar, pero su conciencia aun seguiría ahí, repartida por todo el mundo.
La chica intenta consolar a Rainie, recordándole que, al final, todo muere, y que incluso hubo un metamorfo como Rainie, un centurión romano de 2000 años que murió en un volcán. Rainie lo recuerda, pero nadie más estaba allí, es entonces cuando se da cuenta de que la persona con quien está hablando es la Muerte, lo cual la hace sentir aliviada, pues sus súplicas han sido escuchadas y la misericordiosa muerte ha venido por ella. Pero Muerte le dice que solo iba de paso, y que de hecho, ella no es misericordiosa.
Al final, Muerte decide ayudar a Rainie, y le explica que su vida, al igual que su muerte, es únicamente suya, y que ella no puede interferir en eso. Le explica que los seres mitológicos tardan más tiempo en morir, y que la mayoría continúa vagando en un reino onírico. Desde ahí, Ra continúa creando metamorfos como Urania, para usarlos en su batalla contra Apep, la serpiente que nunca muere; pero Muerte le explica que ella se llevó a esa serpiente hace 3 mil años, así que realmente no existe una batalla que librar. Si ella quiere ser libre de su maldición, únicamente debe hablar con Ra. Cuando Rainie le explica que no puede viajar hasta Egipto, Muerte le dice que Ra no se encuentra únicamente en ese lugar, ya que, al ser un dios solar, él se encuentra en cualquier lugar donde el sol pueda ser visto.
Rainie empieza a hablar con Ra mientras observa al sol desde la ventana de su apartamento. Poco antes de quedar petrificada, descubre que la esfera solar es solo una máscara, y que detrás de ella se oculta el verdadero rostro de la deidad egipcia. Mientras su cuerpo comienza a desintegrarse suena el teléfono. Mulligan la busca, pero Muerte le informa que Rainie ya no vive ahí, y que tampoco puede hacerle llegar ningún mensaje, cuando él pregunta quién es ella, Muerte responde que ella es "solo una amiga, a veces".
Y esas son las historias que conforman el País de Sueños. Tal vez, en futuros posts, volvamos a hablar de Morfeo. Por el momento eso es todo. Nos leemos en el siguiente post, damas y caballeros.
Peace&Love